¿Cómo debemos manejar los cuestionamientos a la Biblia?

Dado que Dios es veraz, podemos esperar que las afirmaciones de la revelación escrita de Su persona sean ciertas (en los manuscritos originales). Sin embargo, no todo lo que aparece en las Escrituras es completamente claro. El apóstol Pablo admitió que algunas partes de los escritos de Pablo eran difíciles de entender (2 P 3:15-16). Además del complejo material teológico, entre el mundo bíblico y el nuestro existen diferencias culturales y contextos históricos distintos. Conceptos que para Israel y la Iglesia primitiva eran claros, a nosotros hoy tal vez nos parezcan más complicados. Aún así, falta de claridad no equivale a discrepancia.

Algunos críticos citan numerosas “contradicciones” que, en realidad, al examinarlas, se resuelven. Como la Biblia es una obra de inspiración divina escrita por seres humanos, se puede esperar lo siguiente: (1) la presencia de estilos de escritura y personalidades diferentes (2) el uso de registros, documentos y materiales antiguos de escritores extra bíblicos (com. Jos. 10:13 y 2 Cr.; Lc. 1:1-4). No debemos exigir que los escritores de la Biblia citen textualmente el AT, ya que pueden haber generalizado o resumido sin ser exactos (por ej., lo que se dijo en el bautismo de Jesús , la confesión de Pedro al Señor, la inscripción sobre la cruz). Tampoco tenemos las palabras exactas de Jesús (que en su mayoría eran en arameo, no en griego), aunque sí podemos percibir su voz, En realidad, estos temas no son interrogantes irresolutos.

No obstante, ¿cómo debemos proceder al encontrar otros pasajes complejos?

  • Esclarecer un texto mediante un examen del contexto o el uso de pasajes claros para dilucidarlo. El contexto revela que, en Stg. 2, “justificado” y “obras” tienen un significado diferente al de Ro. 3. Así también, la enseñanza de las cartas del NT nos puede ayudar a distinguir entre las descripciones históricas que aparecen en Hechos y la normativa para la vida congregacional.
  • La ausencia de pruebas no significa prueba de ausencia. Los escépticos tal vez mencionen ciudades bíblicas que no se han descubierto (!aunque muchas se descubrieron!) para concluir que las Escrituras no son confiables. Sin embargo, las acusaciones de falta de pruebas que en otra épocas se aplicaban a los temas de los camellos de Abraham, el pueblo heteo o la dinastía davídica fueron revertidas por descubrimientos arqueológicos posteriores que confirmaron la veracidad de la Biblia.
  • Ser benévolos con el autor. Observemos un ejemplo. Proverbios 26:4-5 aconseja lo siguiente: (1) no responder a un necio conforme a su necedad, y luego (2) ¡responderle! La acusación de “estupidez” o de “contradicción” que alegan los escépticos no tiene fundamento. Sin duda, debemos otorgarle el beneficio de la duda a quien sabiamente recopiló Proverbios: él reconoce que a veces, es apropiado responderle a un necio, y que en otras ocasiones, es preferible guardar silencio.
  • Lo que la Biblia describe suele diferenciarse de lo que prescribe. Otro ejemplo: si bien las Escrituras mencionan el voto apresurado de Jefté (Jue. 11), esto no significa que Dios lo haya aprobado.
  • Es probable que que el autor esté utilizando una estrategia literaria, señalando un concepto teológico en particular o simplemente haciendo una observación; el objetivo no siempre es la precisión periodística. Mateo 8 y 9 reúnen en forma intencional algunos milagros que no suceden cronológicamente. Este Evangelio destaca la importancia de Pedro; por lo tanto, minimiza sus errores garrafales, que aparecen en los otros. Las dos grandes lumbreras de Gn.1, o sea, el sol y la luna, son relativamente pequeñas en comparación con otros cuerpos del cosmos que hoy conocemos, pero la referencia es observacional, no científica (comp. “puesta del sol”, no “rotación de la tierra”).
  • Tendremos que contentarnos con vivir con interrogantes sin respuesta. Aunque hay muchos comentarios evangélicos valiosos y eruditos bíblicos que se ocupan de las dudas que tengamos, muchos temas seguirán siendo incógnitas, ya que vemos oscuramente, a través de un espejo.

Este artículo está tomado de la “Biblia de Estudio de Apologética” (B&H Español, 2011), p. 366. Usado con permiso. El Equipo de Estudios de Apologética Cristiana recomienda la “Biblia de Estudio de Apologética” como un excelente recurso para equipar a los cristianos en la defensa de la fe.