El “boom” De Nuevos Apóstoles: Una Respuesta Respetuosa (Parte 2)
Hemos visto que el significado del vocablo “apóstol” en su sentido general, tal como era usado antiguamente por los autores griegos clásicos podía significar: enviado, embajador, flota, armada. De modo similar, se usa en el griego koinédel Nuevo Testamento, no como un título, tal como hemos visto en la publicación anterior. Así mismo, habíamos dicho que en su sentido especial denota estrictamente a quienes fueron designados personalmente por el Señor Jesucristo, es decir, los doce discípulos que fueron enviados a predicar el Evangelio. Este sentido especial será el que nos ocupará en las líneas subsiguientes de este artículo.
Requisitos Para el Apostolado
Toda vez que hablamos de “apóstoles” en el sentido que la iglesia primitiva lo comprendió, debemos tomar en cuenta que la manera indiscriminada en el uso del vocablo hoy, dista mucho del concepto novotestamentario que originalmente poseía. Por tanto, las razones para el apostolado deben ser más bíblicas que personales. Sobre todo tratándose de siervos del Señor Jesucristo, cuyo llamado al ministerio debe honrar a Dios antes que así mismos. En el Nuevo Testamento, había creyentes con todas las credenciales espirituales para ser “apóstoles” pero nunca fueron considerados como tales. La razón es que existen requisitos especiales más que espirituales para ser “apóstol”. Por «especiales» entiéndase que se trata de requisitos que no todos los creyentes pueden tener por muy espirituales que sean, sino más bien se trata de requisitos para ciertos hombres que por voluntad divina fueron designados en un momento histórico para una tarea espiritual e histórica.
En Hechos 1:21, 22 encontramos una reunión de los discípulos de Jesús antes del día de Pentecostés, el propósito era designar al sucesor de Judas (el traidor) para completar el número original de apóstoles que estuvieron con Jesús, el pasaje dice: «Es necesario que de los varones que estuvieron con nosotros durante todo el tiempo en que el Señor Jesús entraba y salía con nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue tomado arriba de entre nosotros, uno de éstos sea testigo con nosotros de su resurrección» (Biblia Textual). «Nótese que para Pedro la cualificación personal del sucesor de Judas, debía ser un testigo que pudiese hablar por experiencia propia del ministerio, resurrección y ascensión del Señor Jesús» [véase, A. T. Robertson, Imágenes Verbales en el Nuevo Testamento. Vol. 3 (Barcelona: CLIE, 1989) p. 33].
Esto quiere decir que la Iglesia primitiva comprendió el apostolado como un ministerio divinamente constituido, cuya estructura integral estaba conformada por un grupo cerrado de doce hombres que: (1) Tenían que haber caminado con Jesús desde su bautismo hasta su muerte, es decir, durante su ministerio terrenal que duró aproximadamente tres años. (2) tenían que ser testigos oculares tanto de su resurrección como de du ascensión para que le mensaje tenga el peso de autoridad requerido ante semejante testimonio, ¿han cambiado estos requerimientos? ¿Será que hay nuevos requerimientos para el apostolado de los cuales no estamos enterados? De ninguna manera.
El Apostolado de Pablo
Se podría objetar con toda razón que Pablo no califica como “apóstol” por cuanto no anduvo con Jesús durante su ministerio terrenal. Sin embargo, el apostolado de Pablo sí reúne los requisitos necesarios para ser considerado como “apóstol” de Jesucristo tal como está atestiguado en su correspondencia y en otras partes del Nuevo Testamento. Al igual que los doce apóstoles, Pablo: (1) Fue llamado por el mismísimo Señor Jesucristo, tal como los otros apóstoles (cf. Hch. 9:15; Gal. 1:1). Pablo entendió su ministerio como un designio de Dios al apartarlo desde el vientre de su madre (Gál. 1:15). (2) También vio al Señor resucitado en su camino de Damasco (cf. Hch. 9:3-8; 22:6-11; 1Cor. 9:1-2) esta experiencia lo acreditaba para el apostolado al igual que los otros apóstoles que fueron antes que él (Ro. 1:1-5). (3) Reconoció que había otros apóstoles con él aunque comprendió ser el último de ellos (1Cor. 15:8) (4) Todos estos datos quedan confirmados al recibir Pablo el reconocimiento de su apostolado por parte de Pedro, Jacobo y Juan quienes eran considerados como columnas de la Iglesia (Gál. 2:9). De manera que su ministerio estaba respaldado tanto por el Señor Jesús como por los demás apóstoles, la única novedad era su misión peculiar a los gentiles.
Otros Apóstoles
En el Nuevo Testamento aparecen otras personas que son reconocidas como apóstoles. P. ej., Bernabé es llamado “apóstol” por Lucas en Hch. 14.14, sobre esto, apunta A. T. Robertson: «Esta es la primera vez en Hechos que Pablo y Bernabé son denominados «apóstoles». En los demás pasajes de Hechos la palabra «apóstol» se circunscribe a los doce. Desde luego, aquí Lucas no la emplea en su sentido técnico. Era esencial haber seguido a Jesús en su ministerio y haber visto al Cristo Resucitado para ser apóstol en el sentido estricto del término. Desconocemos si Bernabé había visto al Cristo Resucitado pero Pablo sí lo había visto.» [Robertson, o. c., p. 223]
Por otro lado, Jacobo (Santiago) es llamado “apóstol” por Pablo en Gál. 1.19 quien al parecer no formaba parte de los doce pero alcanzó preeminencia en la iglesia de Jerusalén era considerado columna de la Iglesia (Gál 2:9) y tuvo una participación preponderante en el concilio de Jerusalén (Hch. 15:13-21). Jacobo también vio al Cristo Resucitado (1Cor. 15:7) y fue un dirigente muy importante de la Iglesia. Otros personajes son Andrónico y Junias (Rom. 16:7) a los cuales Pablo llama gr. συγγενεῑς = parientes. Veamos que la expresión «…que son insignes entre los apóstoles» podría entenderse sencillamente como personas que se destacaron a la par con los otros apóstoles, pero la preposición gr. ἐν = en, entre; en caso genitivo denota no solo una definición sino también pertenencia, es decir, formaban parte del ministerio apostólico.
Tomando en cuenta todos los datos bíblicos que hemos visto queda demostrado que en el Nuevo Testamento los apóstoles fueron llamados y enviados por el Señor Jesucristo no por su propia voluntad. También hemos corroborado que hay requisitos para el apostolado que no todos los creyentes pueden tener, del mismo modo hemos analizado algunos casos excepcionales de apostolado que deben estudiarse y comprenderse a la luz de los criterios estudiados.