Si Jesús le prometió al ladrón en la cruz, “hoy” estarás conmigo en el paraíso, ¿cómo es que después de su resurrección le dijo a María Magdalena: No me toques que aún no he subido al Padre?

La palabra “paraíso” significa “parque hermoso o jardín”. Está representada en la palabra griega “Paradeisos” (Luc 23:43; 2 Cor 12:4; Apoc 2:7). Tiene origen etimológico en “Pairidaeza” del idioma persa, la cual tiene mismo el significado de la palabra hebrea “Pardes”.

Salomón utilizó “paraíso” en sus escritos bíblicos, así aparece también en Nehemías 2:8 y representa al Edén bíblico (Gen 2:8,9,15). La expresión en Lucas 23:43 en griego koiné da a entender que por poco desarrollada que hubiera sido la idea Mesiánica del malhechor, Jesús limpia el camino delante de él. Le promete una comunión inmediata y consciente después de la muerte con Cristo.

Este paraíso que parece llamarse bíblicamente “el seno de Abraham” es donde los judíos pensaban que se produciría gran felicidad al ser acogidos por Abraham, Isaac y Jacob. En este paraíso se regocijaban ante la expectativa de entrar en comunión con el padre de la fe y verse reposando sobre su seno.

En el lenguaje rabínico, la expresión “estar en el seno de Abraham” significa “haber entrado en el paraíso”. Lo mencionan frecuentemente como la habitación de los justos después de la muerte o de la resurrección. En el caso del pasaje de Juan 20:17 “no me toques” es una expresión griega gramáticamente en tiempo presente imperativo en voz media, en prohibición con el caso genitivo. Una traducción mejor sería “deja de aferrarte a mi”, muy parecido a como lo hace la Reina Valera Revisada 1977 y la NVI al traducir “suéltame”.

Recordemos que Jesús permitió que las mujeres abrazaran sus pies (ekratesan) y lo adoraran (prosekunesan) como leemos en Mateo 28:9. La prohibición dada aquí, recuerda a María que la anterior comunión personal mediante vista, sonido y tacto, ya no existiría más, y que todavía no ha comenzado el estado final de gloria. Jesús refrena la impaciencia impulsiva de María “porque aún no he subido”. Jesús dijo que estas palabras por cuando aún no había vuelto al hogar celestial.

Jesús había dicho en Juan 16:7 que les convenía que Él fuera al Padre, momento en que se cumpliría la promesa de la venida del Consolador a través del Espíritu Santo que vendría, y por medio del cual ellos en particular y toda la futura iglesia naciente en su nombre tendrían comunión con el Padre y con Él.