¿Quiénes son los hijos de Dios?

Entendemos por “hijo” a un ser que es descendiente de sus padres. Sin embargo, existen otros usos del término: hay por ejemplo quienes llaman “hijo” a una persona que ha sido criada en una familia. También hay parejas que tienen hijos adoptivos, los cuales gozan de todos los privilegios legales y afectivos, aunque no tengan la misma “sangre” de los padres.

Asimismo en la Biblia observamos algunas categorías respecto al término “hijo”, la más importante de ellas es la de “Hijo de Dios” aplicada a Jesucristo en su calidad de “unigénito del Padre” (Juan 1:18). La palabra “unigénito” es en griego “monogenes” y está compuesta por la palabra mono= uno, único, idéntico; y genos = clase, tipo, género. Según el diccionario léxico griego Líddel and Scott Greek Lexicon, tomo 2 en su página 1144, si significado es: “solo y único miembro de una raza o especie, de ahí un ser único (mono)”.

Jesucristo “el Hijo de Dios” es único, pues posee la misma esencia divina que el Padre como 2da persona de la Trinidad hasta Juan 10:33 vemos como algunos judíos furiosos entendieron esta gran verdad encerrada en la expresión “Hijo de Dios” al decir “…Por buena obra no te apedreamos, sino por blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”

Los creyentes en Cristo aunque “adoptados” nunca estamos a la par con el increado divino Hijo de Dios. “Adopción” es el término que usa el apóstol Pablo para describir el acto del Espíritu Santo mediante el cual el creyente pecador se convierte en miembro de la familia de Dios, con todos los privilegios y obligaciones  de sus integrantes. Recordemos “éramos hijos de ira” por naturaleza (Ef 2:3). Sin embargo, son aquellos a quien Dios da su gracia salvadora quienes se convierten en “hijos de Dios” (Juan 1:12).

La palabra adopción en el Nuevo Testamento significa colocarse como hijo adulto. El niño adoptado legalmente tiene derecho a los privilegios de un hijo natural. Es el Espíritu Santo que se llama el “Espíritu de adopción” que realiza el acto de colocar al pecador arrepentido como un adulto en la familia de Dios “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre! (Rom 8:15).

Finalmente, los ángeles así como el hombre, fueron creados por un acto especial de Dios “Alabadle, vosotros todos sus ángeles;… alaben el nombre de Jehová” porque él mandó y fueron creados” (Sal 148:2,5). Tal vez por eso se haga referencia a ellos con el título de hijos de Dios (Job 1:6;2:1), indicando la palabra “hijo” en este caso preciso, que hubo una acción directa de El Creador para traerlos a la existencia, así como Adán fue igualmente llamado “hijo de Dios” (Lc 3:38). También se les dice así a los creyentes, ya que son creados de nuevo en Cristo individualmente como hijos de Dios (Jn 3:3; Ga 3:26; Ed 2:8-10; 4:24; 1 Jn 3:1,2).

Hay pasajes difíciles sobre los ángeles, por ejemplo, en Génesis 6:2 se habla de que los “hijos de Dios” tomaron para sí mujeres de entre los hijos de los hombres. Aunque la expresión “hijos de Dios” se aplica en la Biblia a los verdaderos creyentes, como en Juan 1:12, hay quienes basados en Job 1:6; 2:1, que en dicho versículo se trata de los ángeles. Como dice Hertz (maestro rabino) esta idea es totalmente extraña a la mentalidad judía; existe la probabilidad que esta expresión haga referencia a los descendientes de Seth, que en principio eran verdaderos adoradores de Dios (Gn 4:26) y que, mezclándose en matrimonio con los descendientes de Caín, cayeron todos en una común abominación, con la excepción de Noé y su familia.


Autores consultados

En línea www.abideinchrist.org.selahes/apr5.html

Francisco LaCueva. Curso de Formación Teológica Evangélica. Tomo II Un Dios en tres personas

Harold Willmington. Auxiliar Portavoz