

La teología sistemática, en su esfuerzo por comprender y articular las verdades de la fe, se organiza por temas. Uno de los más cruciales es la cristología, el estudio sobre la persona y la obra de Cristo. Aunque para fines didácticos se suele dividir el estudio en la persona de Cristo y la obra de Cristo, esta separación es artificial. Ambas facetas son inseparables: no podemos entender quién es Cristo sin comprender lo que hizo, y viceversa.
Históricamente, cualquier desviación en la comprensión de su persona ha resultado inevitablemente en una mala interpretación de su obra salvadora. Por esta razón, la iglesia cristiana primitiva dedicó sus primeros cuatro siglos a un arduo proceso de definición y refinamiento doctrinal sobre la persona de Jesús. Este proceso fue tanto afirmativo, estableciendo la ortodoxia, como negativo, rechazando ideas que se conocerían como herejías.
El Fundamento Bíblico: Jesús es Dios y Hombre
Tanto para la iglesia primitiva como para los cristianos hoy, la Biblia es la norma suprema de la fe. Las Escrituras presentan a Jesús de Nazaret como una persona única que es, simultáneamente, verdadero hombre y verdadero Dios.
Podemos resumir la doctrina de la persona de Cristo en esta declaración fundamental: Jesús es Dios y hombre. Aunque sencilla de afirmar, esta verdad plantea profundas preguntas que han desafiado a los pensadores a lo largo de la historia:
- ¿Cómo puede un ser infinito como Dios hacerse hombre?
- Al encarnarse, ¿dejó de ser Dios?
- ¿Cómo coexistieron su divinidad y su humanidad? ¿Se mezclaron, se anularon o cooperaron?
Las Primeras Herejías Cristológicas
En el intento de responder a estas preguntas, surgieron varias propuestas que, aunque buscaban explicar el misterio, terminaron negando aspectos esenciales de la revelación bíblica. Las más notables fueron:
- Docetismo: Negaba la plena humanidad de Jesús, sugiriendo que su cuerpo era una mera apariencia.
- Arrianismo: En el extremo opuesto, negaba la plena divinidad de Jesús, afirmando que era un ser creado, aunque el más exaltado.
- Apolinarianismo: Sostenía que el Logos divino reemplazó la mente o el alma humana de Jesús, negando así su humanidad completa.
- Eutiquianismo: Proponía que la naturaleza divina de Cristo absorbió su naturaleza humana, creando una nueva naturaleza híbrida.
- Nestorianismo: Aunque afirmaba que Jesús era divino y humano, lo dividía en dos personas distintas (una divina y una humana) unidas por una voluntad común, rompiendo la unidad de su persona.
El Desarrollo de un Lenguaje Teológico Preciso
Para combatir estas herejías y articular la fe ortodoxa, la iglesia necesitó desarrollar un vocabulario técnico y preciso. Este esfuerzo fue complejo, ya que se utilizaba el griego en la parte oriental del Imperio y el latín en la occidental.
Para explicar la Trinidad, se adoptó la fórmula «una ousia (sustancia) y tres hypostases (personas)». Aplicando este lenguaje a la cristología, se afirmó que el Hijo es una sola hypostasis (persona) que posee dos naturalezas (physis en griego, natura en latín).
El Credo de Calcedonia: La Definición Ortodoxa
Finalmente, en el año 451, el Concilio de Calcedonia formuló un credo que se ha mantenido como la declaración definitiva de la cristología ortodoxa. Este credo establece:
Reconocemos a uno solo y el mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, en sus dos naturalezas: dos naturalezas sin mezcla ni confusión; sin cambio ni mutabilidad; sin división y sin separación. La unión de las dos naturalezas no destruye sus diferencias, sino que más bien las propiedades de cada naturaleza se preservan y concurren en una única persona y en una única subsistencia.
Esta declaración magistral:
- Rechaza las herejías: Niega explícitamente el docetismo, arrianismo, apolinarismo, eutiquianismo y nestorianismo.
- Afirma la verdad bíblica: Sostiene que Cristo es una sola persona con dos naturalezas completas e íntegras.
- Establece los límites: Utiliza un lenguaje principalmente negativo («sin mezcla, sin cambio, sin división, sin separación») para proteger el misterio, sin especular sobre cómo interactúan exactamente las dos naturalezas.
La unión de lo divino y lo humano ocurre en el nivel de la persona, no de las naturalezas. Esta unión se conoce teológicamente como la unión hipostática.
¿Por Qué Importa la Unión Hipostática Hoy?
Lejos de ser una sutileza teológica irrelevante, la doctrina de la unión hipostática es el corazón del evangelio. Es esencial mantener tanto la unidad de la persona de Cristo como la integridad de sus dos naturalezas, porque nuestra salvación depende de ello. Solo una persona que es verdadero Dios tiene el poder para salvar, y solo una persona que es verdadero hombre puede representar y redimir a la humanidad.

Larry Trotter
Originario de los Estados Unidos, Larry creyó en Cristo a los dieciocho años. Al final de su carrera universitaria en matemáticas, sintió un llamado al ministerio pastoral y fue al Seminario Westminster para estudiar una maestría en divinidades. Allí conoció y se casó con su esposa, Sandy. Después de tres años de ministerio pastoral en los Estados Unidos, Larry y Sandy se mudaron a México con su primera hija. Pasaron veinticuatro años en México, donde nació su segunda hija y donde participaron en la plantación y edificación de iglesias. Después de completar su doctorado, Larry inició el proyecto seminarioreformado.org. En 2016, Larry y Sandy regresaron a los Estados Unidos para plantar la Iglesia Florida Coast. Además, Larry sirve como profesor adjunto del Seminario Teológico Knox.
2 comentarios. Dejar nuevo
Me gustaría recibir mucho más de información con relación a lo que es hipostasis. Muchas gracias bendiciones.
Hola estamos trabajando en eso en el tiempo que tenemos disponible, gracias por el interés; cualquier novedad te escribimos por acá o a tu correo