La resurrección de Jesús ¿Historia o Ficción?

Introducción

Recuerdo bien el día—no tenía más de cinco años de edad—cuando me di cuenta de mi cruda realidad: “Un día voy a morir,” pensé para mis adentros. Esto sucedió después de ver una caricatura muy dramática llamada “Remi.” Recuerdo que mi papá entró a mi habitación, me encontró llorando inconsolablemente y tomó un catecismo de portada negra y me aseguro que en esas páginas estaba escrito que yo no moriría. Lo mejor de ese momento fue el consuelo de estar en los brazos de mi padre; aunque el pensamiento de mi propia muerte seguía vívido y profundo. Muchos años después, siendo ya un adulto, leí las palabras de Jesús de Nazareth: “porque yo vivo, ustedes también vivirán.” Pero estas palabras son consoladoras solamente si son realmente verdad; ya que, si Jesús no resucitó de entre los muertos, de hecho, yo tendría esperanzas falsas. Sin embargo, como lo explicaré en esta reseña, creo que Jesús dijo la verdad porque las declaraciones sobre su muerte y los eventos posteriores pueden someterse a métodos historiográficos que permiten encontrar la verdad, del mismo modo en cualquier otro documento antiguo. Como lo veremos a lo largo de este documento, la historia es el fundamento del cristianismo.

Haciendo Historia

¿Cómo separan  los historiadores los hechos históricos de la paja histórica? ¿Cómo podemos saber qué pasó hace más de 2,000 años? Es aquí donde las herramientas y métodos historiográficos son de gran utilidad. Los historiadores usan diferentes procedimientos para determinar si un hecho verdaderamente hace parte de la historia. A continuación, algunos de los que utilizaremos para nuestra investigación:

  • ¿Es el hecho en cuestión proveniente de una fuente con acceso al evento? Es decir, ¿es una fuente temprana?  “Cuando ha transcurrido menos tiempo entre un evento y su testimonio, más confiable es el testigo; porque hay menos tiempo para que el hecho sea exagerado o contaminado con leyendas.” Mientras más respuestas afirmativas tengamos a las preguntas a continuación, más sólido y confiable será nuestro caso.
  • ¿Hay testigos presenciales del evento en cuestión? ¿fue el relato escrito por un testigo presencial o alguien con acceso a un testigo?
  • ¿El relato escrito incluye detalles vergonzosos que no hubieran sido expresados a menos que los hechos fueran ciertos?
  • ¿Alguna de las fuentes está afirmando un hecho hostil hacia la “persona, causa o mensaje que se beneficia del relato?” En otras palabras, ¿tenemos testimonio enemigo del evento?
  • ¿Tenemos múltiples fuentes independientes que confirman el evento en cuestión? Entre mayor sea el número de fuentes voluntarias e independientes dando testimonio, mayor  es la confiabilidad del relato.

 Aunque estas no son todas las herramientas empleadas por los historiadores, las que hemos escogido son más que suficientes para nuestro caso. Ahora debemos escoger un método que nos permita determinar lo que es histórico.
El método que usaremos  es conocido como el enfoque de “hechos mínimos,” el cual sólo usa datos que: A) han sido totalmente verificados usando historiografía y B) han sido aceptados por una amplia gama de eruditos que incluye tanto agnósticos como ateos. Aunque el hecho de que los datos son apoyados por la mayoría de expertos es alentador para nuestro caso, los datos por sí mismos y el análisis histórico son de mayor importancia al establecer la verdad. Por tanto, nuestro estudio se enfocará en determinar los hechos y por qué son considerados históricos.

Los Hechos

Es importante entender que estos hechos se basan no sólo en el Nuevo Testamento sino en una variedad de documentos — tanto judíos como seculares. Al usar los documentos del Nuevo Testamento, no los consideraremos como “divinos” o “inerrantes” sino como biografías y cartas antiguas a las que les daremos el mismo tratamiento que a los demás escritos griegos y romanos. Además, es importante aclarar que los libros del Nuevo Testamento fueron documentos originalmente independientes; que algunos siglos después la iglesia colocó bajo la misma carpeta porque constituyeron los escritos de testigos oculares de Jesús o de alguien que conoció al testigo y escribió su testimonio. “Las personas que insisten en buscar evidencia fuera del Nuevo Testamento no entienden realmente lo que están pidiendo; ya que exigen que ignoremos fuentes más antiguas sobre Jesús a favor de fuentes posteriores, secundarias y menos confiables.” Entonces, la pregunta es: ¿podemos sacar historia de estos documentos? La respuesta es un  rotundo. A continuación, les presentamos los hechos mínimos—como resultado del estudio historiográfico:

  • Jesús murió por crucifixión
  • Sus discípulos verdaderamente creyeron haber visto a Jesús después de su Crucifixión
  • Saulo de Tarso (Pablo) persiguió a los cristianos pero luego se convirtió en uno de ellos.
  • Santiago, el escéptico medio hermano de Jesús, repentinamente se convirtió en cristiano.
  • La tumba de Jesús fue encontrada vacía.

¿Cuál es el fundamento histórico que apoya estos hechos y cómo podemos concluir que son históricos? Primero, citemos nuestras fuentes históricas.

Fundamento Histórico

Vamos a tomar información de varias fuentes, además de los cuatro Evangelios, Hechos y Gálatas:

  • Cornelio Tácito (C. 55-120 D.C.) es considerado uno de los más grandes historiadores romanos  autor de unos 30 libros. Tácito menciona a Jesús (probablemente en el año 115 D.C.) bajo el contexto del incendio de Roma durante el reinado de Nerón.
  • Gayo Suetonio Tranquilo (117-138 D.C.) fue un historiador romano y guardián de los archivos reales del Emperador Adriano. Suetonio escribe—acerca del emperador Claudio (41-54 D.C.) —que “desterró de Roma a todos los Judíos, que estaban continuamente haciendo disturbios instigados por un Chrestus.” Esto parece coincidir con los acontecimientos descritos por Pablo en Hechos 18:2. Además, menciona —en relación a Nerón—que el “castigo era infligido sobre los cristianos, una clase de hombres dados a una nueva y maliciosa superstición.”
  • El Talmud Judío es un antiguo documento Judío compuesto de tradición oral escrita alrededor del año 135 D.C., por el Rabino Akiba. Nuestro texto pertinente viene del Sanhedrín 43a.
  • Flavio Josefo (C. 37-97 D.C.) fue un soldado Judío convertido en historiador que menciona varios aspectos claves en la vida y muerte de Jesús.
  • Luciano fue un satírico griego del siglo segundo. De su obra—La Muerte de Peregrino —podemos deducir varios hechos importantes sobre los cristianos: 1) Jesús fue adorado por cristianos en Palestina, 2) fue crucificado luego de vivir como un “sabio” y 3) sus seguidores eran considerados hermanos, que se creían inmortales y tenían libros sagrados que leían frecuentemente.
  • Mara Bar-Serapion, un filósofo asirio, escribió desde la cárcel una carta a su hijo—fechada entre el 73 D.C. y el S. 3° D.C. —en la cual encontramos: 1) que Jesús era considerado un “Rey” sabio 2) que fue ejecutado por los judíos injustificadamente y 3) que sus enseñanzas siguieron vivas con los primeros cristianos.
  • Talo, el historiador romano, escribió una Historia 52-55 D.C. y tenemos algunas citas de su trabajo por medio de Julio Africano (220 D.C.) en las que, en relación con la crucifixión de Jesús,  escribe que “en todo el mundo se presentó una oscuridad muy tenebrosa y un terremoto rompió las rocas y muchos lugares en Judea y en otros distritos fueron derribados. A esta oscuridad, Talo, en el tercer libro de su Historia, le llama: me parece sin razón, un eclipse de sol.” No sabemos con seguridad si Talo tenía la muerte de Cristo en mente cuando escribió su relato, pero no podemos descartar esa posibilidad.
  • Plinio, El Joven (61-112 D.C.) fue un autor romano, Gobernador de Bitinia, sobrino de Plinio, El Viejo y un gran escritor de cartas—existen diez libros de ellas. Plinio comenzó a perseguir cristianos debido a su influencia en asociaciones políticas y a la deserción de los templos paganos. Le escribió al Emperador Trajano para darle instrucciones de qué hacer con ellos.
  • Emperador Trajano (53-117 D.C.) le escribió a Plinio el Joven en respuesta a su solicitud de cómo lidiar con los cristianos en el área de Bitinia en Asia Menor.
  • El Toledoth Jesu es un documento Judío anti-cristiano que aunque compilado en el siglo V, contiene las primeras tradiciones judías, lo que indica —tal como en Mateo 28:11-15— que la tumba de Jesús estaba vacía porque sus discípulos presuntamente robaron el cuerpo.
  • 1 Corintios 15:3-5 es una fuente muy importante para nuestra investigación proveniente de Pablo: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce.” Pablo utiliza aquí términos rabinos “recibí” y “enseñado” de una manera muy estilizada con términos no Paulinos indicando tradición oral. El tipo de griego usado y los nombres propios de Cefas y Santiago indican un posible origen Arameo (v.7). Pablo probablemente recibió este credo en su visita a Jerusalén a mediados de la década del 30 D.C. (Gálatas. 2:1-2) pero tal tradición data algunos años antes de eso y probablemente incluso en el año de la crucifixión de Jesús.

Hecho #1: Jesús murió por crucifixión

La muerte de Jesús ha sido cubierta por todas nuestras herramientas de criterios históricos y ha sido atestiguada por múltiples fuentes independientes, tanto cristianas como seculares, como lo muestra el historiador judío Josefo. Tanto los cuatro Evangelios como el libro Hechos. la mencionan y es específicamente referida en el credo antiguo de 1 Corintios 15. Los historiadores romanos Tácito y Suetonio la afirman y otras fuentes, tales como Luciano, Talo, Mara Bar-Serapion y el Talmud, la mencionan. Esta contundente evidencia ha impulsado a expertos no cristianos a aceptar que la crucifixión es tan “cierta como puede serlo cualquier hecho histórico” y a considerar la muerte de “Jesús como consecuencia de la crucifixión como algo indiscutible.” En conjunto, estas fuentes no solamente son independientes sino también muy tempranas, contienen narrativa vergonzosa. Muchos de los eventos son declarados por testigos presenciales. Finalmente tenemos testimonio enemigo dado por el Talmud judío, el Toledoth Jesu y por Josefo. La muerte y crucifixión de Jesús cumplen con los más altos estándares de historicidad.

Hecho #2: Sus discípulos creyeron haber visto a Jesús después de su crucifixión

Este hecho está fundamentado por el testimonio temprano de la vida de testigos presenciales. Es mencionado en el credo de 1 Corintios. 15, en los cuatro Evangelios y en el libro de Hechos. Nótese que no estamos diciendo que la resurrección es un hecho sólo porque sus discípulos creyeron ver a Jesús resucitado. Solamente afirmamos la “convicción de los discípulos” porque necesitamos explicar el origen de esta declaración. El credo temprano niega la hipótesis de que esto fue una tradición legendaria porque simplemente no hay tiempo para que se desarrolle tal leyenda. Pablo, Juan y Mateo describen haber visto a Jesús resucitado y no tenemos ningún registro de que se hayan retractado de tal creencia. Leemos en el libro de Hechos que los primeros cristianos eran perseguidos — entre ellos Pablo, antes de su conversión — y asesinados por su creencia. No solamente los discípulos escribieron sobre sus experiencias, sino que sus propios discípulos—los Padres Apostólicos— también testificaron al respecto. Estaban dispuestos a sufrir y morir por lo que habían experimentado. Lo realmente notable es que estuvieron en una posición clave para saber si su creencia estaba basada en una falsedad. Estas nueve fuentes confirman la muy temprana creencia de los discípulos en la resurrección de Jesús. Dada esta evidencia, el estudioso y escéptico Bart Ehrman concluye: “Los historiadores, desde luego, no tienen ninguna dificultad en hablar sobre la convicción en la resurrección de Jesús, ya que es un asunto de interés público; porque es un hecho histórico que algunos seguidores de Jesús llegaron a creer que fue levantado de los muertos poco tiempo después de haber sido ejecutado.”

Hecho #3: La Conversión de Pablo, el Perseguidor de la Iglesia

Pablo fue un perseguidor de cristianos hasta que se convirtió en uno, escribió sobre su experiencia en las cartas a los Corintios, Gálatas y Filipenses. Lucas escribe sobre esta conversión en tres pasajes del libro de Hechos. Esto es un hecho sorprendente ya que tenemos a un antiguo enemigo cambiando su manera de ver el mundo de manera instantánea luego de haber atestiguado, liderado y respaldado el asesinato de cristianos. Esto constituye una testimonio enemigo y temprano, con múltiples testigos presenciales. Pero ¿qué causó este dramático cambio? Tanto Pablo como Lucas afirman que él tuvo una experiencia con quien él creyó que era Jesús resucitado. Además el hecho de que Pablo era perseguidor era conocido por toda la iglesia primitiva.Pablo sufrió inmensamente y finalmente fue martirizado en Roma tal como lo atestigua Tertuliano, Origen, Clemente de Roma, Policarpio y Dionisio de Corinto.

Hecho #4: Santiago, el escéptico medio hermano de Jesús, se convirtió en Cristiano

Santiago, el medio hermano de Jesús, es mencionado reiteradamente por Josefo en un pasaje incuestionable; de hecho, Josefo testifica sobre el martirio de Santiago:

Festo estaba ya muerto y Albino estaba en camino; así que reunió a los jueces del Sanedrín y trajeron ante ellos al hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago y a algunos otros, [o, algunos de sus compañeros] y cuando hubo fundado una acusación en contra de ellos como quebrantadores de la ley, los entregó para ser apedreados.

Josefo confirma a Santiago como hermano de Jesús, sentenciado a muerte por lapidación (testimonio enemigo).  También sabemos que antes de su conversión no creía en las pretensiones de Jesús (testimonio vergonzoso). Además, Santiago es encontrado más tarde como firme creyente y líder en la Iglesia de Jerusalén.La pregunta aquí es: ¿Qué cambió la opinión de Santiago? ¿Cómo es que creció con Jesús como un escéptico y un día dio un giro de 180 grados? Tenemos la respuesta en el credo temprano de 1 Corintios 15: 7 (testimonio temprano): “Luego se apareció a Santiago, y después a todos los apóstoles” (testimonio de testigos oculares). Es seguro decir que Santiago creyó haber visto a Jesús vivo luego de su crucifixión y esto fue suficiente para convertirlo en un creyente firme hasta la muerte. La conversión de Santiago puede ser considerada sin duda alguna como un hecho histórico.

Hecho #5: La Tumba de Jesús fue Encontrada Vacía

El hecho de que los cuatro Evangelios y Hechos (varias fuentes independientes) afirmen que las mujeres (testigos oculares) encontraron la tumba vacía, aunque es un reconocimiento vergonzoso, es algo sorprendente. Si los escritores de los acontecimientos en los Evangelios quisieran dar crédito a la historia hubieran usado a un varón destacado (probablemente Juan o Pedro), pero no lo hicieron. Las mujeres no gozaban de la misma credibilidad que los hombres como primeros testigos. Así mismo, la tumba estaba en Jerusalén—el mismo lugar donde el cristianismo floreció. Habría sido muy fácil para las autoridades judías identificar la tumba y exponer el cuerpo, pero no lo hicieron. De hecho sobornaron a un grupo de soldados para que dijeran que los discípulos habían robado el cuerpo mientras ellos dormían. Pero si ellos estaban dormidos, ¿cómo supieron que habían sido los discípulos? También hemos visto de nuestras fuentes históricas que el Toledoth Jesu (una fuente enemiga) afirma que la tumba yacía vacía. Que la tumba estuviese vacía también es insinuado muy tempranaen el credo de 1 Corintios 15, pues si Jesús murió, fue enterrado y resucitó como lo afirma la creencia, deducimos así que la tumba estaba vacía.

Atando Cabos

Jesús no fue el primer mesías en aparecer en escena, pero fue el único que cambió totalmente la vida de muchos judíos del siglo primero hasta el punto que estuvieron dispuestos a sufrir y morir por lo que creyeron que era verdad. Los judíos del período del Segundo Templo no tenían concepto alguno de un mesías resucitado, ni siquiera de un mesías sufrido y crucificado! De este modo, un escéptico necesita explicar de dónde viene esta creencia tan cercana a los hechos. ¿Por qué el cristianismo tomó la forma que tiene? ¿Por qué los primeros cristianos creyeron que su mesías era también Dios cuando este concepto era extraño en sus propias escrituras Judías? Los escépticos han tratado de explicar estos hechos como el resultado de alucinaciones, ladrones de tumbas, teorías de desmayos y fraudes. Pero ninguna de estas explicaciones apoya los datos históricos.
Algunos sugieren que los discípulos robaron el cuerpo; pero, qué clase de persona estaría dispuesta a morir por una mentira bien conocida?   Los mentirosos son malos mártires y de hecho, muy temprano en la historia,  los discípulos pasaron de fugitivos cobardes a audaces defensores de la resurrección. Otros han concluido que los discípulos y seguidores de Jesús realmente no lo vieron sino que experimentaron alucinaciones. Pero esta teoría falla porque no hay evidencia alguna de que las alucinaciones en masa realmente sucedan. Es también evidente que Jesús se apareció a muchos individuos y a grupos de gente, tanto creyentes como incrédulos.Además las alucinaciones no explican la tumba vacía y el cuerpo desaparecido. Aparte, las alucinaciones no son “contagiosas”, no se pueden coordinar entre individuos y aun así leemos reportes sobre personas que tuvieron el mismo tipo de experiencia con Jesús vivo.
Finalmente, otros han indicado que Jesús realmente no estaba muerto sino que parecía muerto (teoría del desmayo). Esta teoría falla por diversas razones: los romanos eran extremadamente efectivos en la manera de matar. Sin embargo, supongamos por un momento que en realidad sobrevivió a la brutal paliza con el flagelo, al clavado de sus pies y brazos a la cruz, a la penetración de la lanza y a la pérdida de sangre. ¿Podríamos pensar que estaba en condición de desenvolverse de sus vestiduras funerarias, empujar la roca que cubría la tumba y evadir una guardia romana? Supongamos que pudo haber hecho todo eso. Una vez que llegó con sus discípulos, ¿verían a un mesías conquistador? No lo creo, habrían visto a un humano ensangrentado y golpeado, totalmente necesitado de ayuda médica. Pero incluso Poncio Pilato fue lo suficientemente listo de revisar si Jesús estaba realmente muerto al enviar un centurión para asegurarse que el trabajo estuviera hecho.

Conclusión

Tengo que admitir que haber estudiado cuidadosamente estos hechos me ha dado tal esperanza que puedo enfrentar a la muerte—mirarla a los ojos—y luego estar seguro de que ha perdido el control sobre mí y sobre mis seres queridos que comparten esa misma esperanza. La muerte ha sido vencida y esto fue una realidad evidente para el apóstol Pablo cuando escribió “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?, ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” En pocas palabras, La muerte ha muerto para todo cristiano, porque como dijo el profesor Habermas: “¡Muerte, no tienes nada!”.