¿Cuándo se escribieron los evangelios y por quiénes?

¿Alguna vez te has preguntado cuándo se escribieron realmente los Evangelios? Existe un argumento común entre los escépticos que afirma que los cuatro Evangelios se redactaron después del año 70 d.C., es decir, tras la destrucción del Templo de Jerusalén. Sin embargo, la evidencia histórica y textual sugiere lo contrario. En este artículo, exploraremos las razones por las que creemos que los Evangelios fueron escritos mucho antes, cuando los testigos oculares de la vida de Jesús aún estaban vivos.

Argumentos clave para una datación temprana de los Evangelios
  1. El silencio sobre la destrucción del Templo (70 d.C.): Resulta sorprendente que ninguno de los libros del Nuevo Testamento, incluidos los Evangelios, mencione la devastadora destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C. Este evento fue un hito crucial en la historia judía y fue predicho por Jesús mismo en Mateo 24:1-3. Su ausencia en los textos es un fuerte indicio de que fueron escritos antes de esta fecha.

  2. Ausencia de las muertes de Pedro y Pablo: Lucas, en el libro de Hechos, detalla extensamente las vidas y ministerios de los apóstoles Pablo y Pedro. Sin embargo, no hace ninguna mención de sus martirios, ocurridos alrededor del 64 d.C. (Pablo) y 65 d.C. (Pedro) en Roma. De hecho, el libro de Hechos termina con Pablo aún vivo, aunque prisionero, lo que sugiere una fecha de redacción anterior a sus muertes.

  3. Omisión de la campaña militar romana contra Jerusalén: La campaña militar romana que condujo al sitio y la destrucción de Jerusalén fue un conflicto de tres años de duración. Ningún aspecto de este periodo históricamente relevante es mencionado en el Nuevo Testamento, lo que refuerza la idea de una redacción previa a estos acontecimientos.

  4. La muerte de Santiago, el hermano de Jesús: Santiago, el medio hermano de Jesús y líder prominente de la Iglesia en Jerusalén (mencionado en Hechos 15), fue martirizado en el 62 d.C. Curiosamente, Lucas detalla la muerte de Esteban, pero guarda silencio sobre la de Santiago, un evento significativo que otros historiadores, como Flavio Josefo y el Talmud judío, sí registran.

  5. El Evangelio de Lucas es anterior a Hechos: Es un hecho ampliamente aceptado que Lucas escribió tanto su Evangelio como el libro de Hechos. Hechos 1:1 hace referencia al «primer tratado» de Lucas, que es su Evangelio. Dado que Hechos no menciona los eventos posteriores al 62 d.C., esto sitúa al Evangelio de Lucas en una fecha aún más temprana.

  6. Pablo cita el Evangelio de Lucas como «Escritura» (63-64 d.C.): En 1 Timoteo 5:18, Pablo cita dos pasajes como «Escritura»: uno del Antiguo Testamento (Deuteronomio 25:4) y otro de Lucas 10:7 («Digno es el obrero de su salario»). El hecho de que Pablo reconozca el Evangelio de Lucas como «Escritura» en una carta escrita alrededor del 63-64 d.C. demuestra que ya era conocido y aceptado por la comunidad cristiana.

  7. Pablo repite información de los Evangelios (48-60 d.C.): Las cartas de Pablo, escritas entre el 48 y el 60 d.C., demuestran su familiaridad con las narrativas evangélicas. En 1 Corintios 15:3-7, Pablo reitera fielmente información fundamental sobre la vida y resurrección de Jesús, lo que sugiere que estas narrativas ya estaban circulando y eran aceptadas.

  8. Pablo cita a Lucas en 1 Corintios (55 d.C.): Aún más temprano, en 1 Corintios 11:23-25 (escrito aproximadamente en el 55 d.C.), Pablo hace una clara referencia a la institución de la Cena del Señor, que coincide con el relato de Lucas. Esto indica una familiaridad temprana con el contenido del Evangelio de Lucas.

  9. Lucas utiliza fuentes como Marcos y Mateo: Lucas 1:1-4 indica que Lucas se basó en relatos previos. Se estima que Lucas cita pasajes de Marcos (aproximadamente 350 versos) y Mateo (aproximadamente 250 versos). Esto sugiere que los Evangelios de Marcos y Mateo ya estaban escritos y disponibles para Lucas antes de que redactara el suyo.

Conclusiones sobre la datación de los Evangelios

Basándonos en esta evidencia, podemos inferir las siguientes fechas aproximadas para la redacción de los Evangelios:

  • Marcos: 45-50 d.C.
  • Lucas: 50-53 d.C.
  • Mateo: Antes del 50 d.C. (dado que Lucas lo cita)
  • Juan: Si bien no se menciona en los argumentos anteriores, los eruditos suelen situarlo un poco más tarde, pero aún así antes del 70 d.C. en muchas teorías.

Esto significa que los Evangelios fueron escritos en un período en el que los testigos presenciales de la vida, ministerio, crucifixión y resurrección de Jesús aún estaban vivos, lo que refuerza su credibilidad histórica.

Eruditos que respaldan una datación temprana

Numerosos eruditos de renombre, tanto conservadores como liberales, coinciden con estas fechas tempranas. Figuras como William Foxwell Albright, Nelson Glueck, A.T. Robinson y John Wenham han defendido firmemente esta posición.

  • Nelson Glueck, arqueólogo, concluyó enfáticamente que «ningún libro del Nuevo Testamento se escribió más allá del año 80 d.C.»
  • William F. Albright, paleógrafo, afirmó que todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos entre el 40 y el 80 d.C.
  • John A. T. Robinson, un erudito liberal, en su influyente libro «Redating the New Testament» (1976), presenta argumentos convincentes para una datación temprana de todos los libros del Nuevo Testamento, situándolos antes del 70 d.C.
  • John Wenham, en «Redating Matthew, Mark and Luke», propone fechas específicas muy tempranas: Mateo (40 d.C.), Marcos (45 d.C.) y Lucas (54 d.C.).
  • A.T. Robertson, un eminente erudito, afirmó que el Nuevo Testamento que tenemos es 99.9% íntegro y data todos los libros entre el 40 y el 65 d.C.

Incluso académicos como James D. G. Dunn y Bart Ehrman han reconocido la antigüedad de los credos orales citados por Pablo (como el de 1 Corintios 15:3-7), que se cree que fueron formulados a los pocos años de la crucifixión de Jesús.


La autoría de los Evangelios: Una tradición sólida

Algunos escépticos también cuestionan la autoría de los Evangelios, argumentando que los escritores no «firmaron» explícitamente sus obras. Sin embargo, la atribución de la autoría en la antigüedad se basaba en la tradición manuscrita, un método histórico ampliamente aceptado.

Consideremos el ejemplo de Plutarco (46-120 d.C.), un eminente historiador grecorromano, de quien no se conserva ni un solo documento «firmado». No obstante, ningún historiador moderno serio duda de su autoría debido a:

  1. La tradición unánime que le atribuye sus escritos.
  2. El Catálogo de Lamprias, que lo cita como el autor de muchas de sus obras.

De manera similar, la autoría de los Evangelios fue establecida por múltiples testimonios tempranos: Papías (120 d.C.), Marción (145 d.C.), Justino Mártir (150 d.C.) e Ireneo (170 d.C.). ¡Tenemos once confirmaciones para los autores de los Evangelios, comparado con solo dos para Plutarco! Si la autoría de Plutarco es universalmente aceptada, ¿por qué dudar de la de los Evangelios?

Incluso las biografías más antiguas que poseemos de figuras históricas como Alejandro Magno fueron escritas más de 400 años después de su muerte, y aún así los historiadores las consideran generalmente confiables. La proximidad de los Evangelios a los eventos que describen, respaldada por una fuerte tradición de autoría, los sitúa en una posición privilegiada en términos de fiabilidad histórica.

En conclusión, la abrumadora evidencia histórica y textual nos permite afirmar, más allá de la duda razonable, que la gran mayoría de los escritos del Nuevo Testamento, incluidos los Evangelios, fueron redactados antes del año 70 d.C. y que sabemos quiénes los escribieron. Esto los convierte en documentos excepcionalmente cercanos a los eventos que narran, un testimonio poderoso para su veracidad histórica.