Es imposible que Dios exista: ¿Qué quiso decir Sartre?
En el existencialismo, una posición filosófica que exploraremos en detalle en otro artículo, el conocimiento de Dios se considera totalmente imposible debido a su absoluta trascendencia. Esta postura sitúa a Dios fuera de los límites de nuestra experiencia personal en el mundo.
Para Sartre, la afirmación radical es que “es imposible que Dios exista”. Su argumento central radica en la idea de que en el ser humano, “la existencia precede a la esencia”. Pero, ¿qué implica esta aseveración? Podemos ilustrarlo con un ejemplo: un artesano, al concebir una obra, primero la piensa, la construye mentalmente. Esa prefiguración se convierte en la esencia de lo que posteriormente tendrá existencia física. Sin embargo, los seres humanos no fuimos diseñados de esta manera y carecemos de una naturaleza intrínsecamente buena o mala. Estamos, en cierto modo, condenados a elegir constantemente; incluso la inacción es una forma de elección. Para Sartre, nuestra libertad es ineludible, y por lo tanto, el hombre se define por sus proyectos y acciones. Al no existir una naturaleza humana predefinida por un Dios creador, el hombre es visto como una «nada», una «pasión inútil».
El existencialismo, según Sartre, se presenta como un ateísmo coherente, fundamentado en la siguiente premisa:
si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre… ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después y será tal como se haya hecho. Así pues no hay naturaleza, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere y como se concibe después de la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
En contraste con estas afirmaciones, la Escritura ofrece una perspectiva diferente sobre la creación del ser humano. En el último día de la creación, Dios declaró: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). De esta manera, culminó su obra formando al hombre del polvo y dándole vida mediante su propio aliento (Génesis 2:7). Desde una perspectiva bíblica, el ser humano posee una esencia definida, concebida por un «artesano» divino que lo trajo a la existencia y reveló su voluntad a través de su Palabra.
Referencias
- Francisco Lacueva. Diccionario Teológico Ilustrado. Existencialismo.
- En línea: https://www.coalicionporelevangelio.org/entradas/sugel-michelen/sartre-la-nausea-y-dios/
- En línea: http://mirapiensayaprende.blogspot.com/2011/12/la-existencia-precede-la-esencia-jean.html