Sobre el término «Dios» en la doctrina de la Trinidad.
Lo más probable es que tengas una noción más o menos general de aquello que muchos llaman el Ser Supremo o ese “diosito” al cual comúnmente invocamos cuando estamos en aprietos: en principio este Supremo cuenta con características en extremo peculiares como estar presente en todo lugar, conocerlo todo y tener un poder incalculable. Estos conceptos deberían ser fáciles de manejar para quienes han crecido en un entorno occidental rodeado de distintas religiones y creencias; difícilmente vamos a concebir a este Ser como el Dios de Aristóteles – quien sistematizó la filosofía de su tiempo y fue discípulo durante veinte años de Platón1-, aunque las ideas de este pensador pueden ser útiles para observar las grandes diferencias entre sus enseñanzas sobre “Dios” y lo que dice la Escritura.
Realmente esta divinidad aristotélica es incompatible con el cristianismo porque no conoce al mundo, no es “alguien” con el que uno pueda relacionarse a nivel personal; tampoco ha creado el universo y es tan distante de nosotros que en su infinitud se pierde muy a lo lejos cualquier intento de alcanzarlo… y a este Supremo tampoco le interesa mucho comunicarse con los hombres, está muy ocupando pensándose a sí mismo, una declaración que solo dejaremos en el tintero de este estudio para no olvidar como el mundo de la filosofía puede llegar matizar conceptos tan importantes para los hombres.
En pocas palabras, si a este Ser Supremo lo concebimos como una especie de “algo” sería lo más parecido a un objeto inanimado, físico, estático e inamovible, es decir, que no puede actuar en manera alguna; semejante a una gran roca espacial con un gran letrero iluminado con la etiqueta “Dios”. Bien podría este Ser identificarse con una entidad abstracta como los números, con el Universo – !Oh, Universo! ¿nos oyes! – o una quimera producto de la imaginación de los hombres en el curso de la Historia, algo muy en boga dentro del ateísmo.
Pero este tipo de Supremo no está en la Biblia, allí encontramos al gran Yo Soy. Como señala Erickson2:
Nada es más personal que el propio nombre. Cuando Moisés preguntó quién debería decir que le había enviado al pueblo de Israel, Jehová respondió “soy el que soy” (Ex 3:14). Es más, Dios hizo pactos personales con individuos (Noé, Abraham) y con la nación de Israel. Y fijémonos en que la bendición que Aarón y sus hijos pronunciaron ante la gente “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga misericordia” (Num 6:24-26). Los salmos contienen muchos testimonios de experiencia personal con Dios. Y el objetivo de la vida de Pablo fue un conocimiento personal de Dios: ―Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte” (NVI Fil 3:10)
El Dios de la Biblia es entonces en primera instancia Personal; sin embargo, esta afirmación essolo una aproximación incompleta de la fe trinitaria, que en sentido estricto, sería la de Dios como Tri Personal (o Triuno o Tres Personas): Padre, Hijo y Espíritu Santo. Teniendo esto en cuenta, cuando un trinitario exclama !alabado sea Dios! No está alabando a una cosa o cuarta persona llamada “Dios” sino implícitamente al Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Esto es así porque término “Dios” puede representar un nombre propio o un sustantivo común (como decir la casa, el auto, el niño, etc); el contexto nos permitirá entender a qué nos estamos refiriendo, si afirmamos que Dios envió a su Hijo al mundo, entonces “Dios” hace la función de un nombre propio y lógicamente hace alusión a la persona del Padre; pero si decimos “hay un Dios”, entonces es un sustantivo común3.
Decir que Dios es Personal también puede hacer alusión al llamado Dios del Teísmo: una construcción teórica donde los filósofos cristianos – y los cristianos que hacen filosofía – , reflexionan sobre si atributos como la omnipresencia, omnipotencia, omnisciencia, eternidad, etc. pueden realmente existir en el Ser Supremo. Este Dios del Teísmo guarda hasta cierto punto características comunes a las creencias dentro del cristianismo, islamismo y judaísmo pero es más una divinidad que existe en el papel para ser “filosofado” no para ser adorado.
Referencias
1Historia de la Filosofía: desde la antigüedad hasta nuestros días (Könemhan, 2005), 15
2Millard Erickson Teología Sistemática Colección Teológica Contemporánea Editorial (CLIE, 2008), 203
3Para más información ver Jordan Howard Sobell Logic and Theism Arguments For and Against Beliefs in God Cambridge University Press.