¿Son infalibles los pastores?
Nunca he oído a algún pastor afirmar ser infalible. Sin embargo, he escuchado afirmaciones como: –“¡Cuidado con criticar al ungido de Dios, porque les vendrá juicio!” Obviamente que el respaldo que dan para su aseveración es el Salmos 105:15 aplicándose ellos lo que dice. “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.” El problema es que hacer uso exclusivo de ese versículo como si aplicara a los pastores, lleva consigo la respuesta afirmativa a la pregunta del título. Pero hoy demostraré que los pastores realmente son FALIBLES si entendemos por falible “que puede fallar o equivocarse.” Yo mismo que soy pastor, me equivoco muy a menudo, y debo hacer ajustes a mis afirmaciones para que sea la Palabra de Dios la que se exponga y no mis ideas.
Volviendo al Salmo 105:15, quienes lo citan aplicándoselo, ignoran que el mismo se refiere a los profetas, reyes, sacerdotes y jueces de la antigüedad a quienes Dios llamaba “ungidos”. Ni Cristo, ni los apóstoles enseñaron que los cristianos en posición de liderazgo eran intocables. Otro elemento a considerar es que el término “tocar” en el hebreo se refiere a ejercer una fuerza física sobre alguien, como violencia, golpes, e incluso, la muerte. Así que cuando Dios dijo que no tocaran a sus ungidos, no se trataba de no criticárseles, sino en no causarles daño físico, tal cual fue la actitud de David frente al rey Saúl (ungido) cuando tuvo la oportunidad de matarlo a petición de sus hombres, pero no lo hizo considerando que por su posición de rey era el ungido de turno de Jehová. 1 Sam. 24:6.
Ya descartando la idea de que podamos aplicar el texto del Salmo 10:15 como una excusa para hacernos inmunes e infalibles en cuanto a equivocaciones que comentemos, necesariamente debemos atender a lo dicho por los apóstoles y escritores del nuevo testamento, incluyendo antecedentes donde personas que estaban en posiciones de desempeño pastoral fueron corregidas, lo cual revelaría que los pastores efectivamente somos falibles en muchas formas, no solo en la actitud, sino también en lo que afirmamos. Pablo dijo: “Examinadlo todo; retened lo bueno.” 1Tes. 5:21. Ese ”todo” que se pide examinar, no excluye lo que digan los pastores o cualquier otro líder de la iglesia o concilio. Es obvio que si Pablo dice “retened lo bueno.” Es porque podemos equivocarnos. En Hechos 17:10,11 vemos a los discípulos de Berea muy entusiasmados con la predicación de Pablo y Silas, y Lucas al escribir de ellos y su actitud lo elogia como nobles o diligentes, y el texto nos da las razones y es que éstos escudriñaban cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Pablo y Silas pudieron haberles dicho: “no pongan en duda nuestras palabras, somos pastores o ministros de Dios. Tengan cuidado por dudar y pensar que podríamos estar equivocados en lo que enseñamos. Nosotros los ministros somo infalibles.” Pero gracias a Dios que eso no lo dijeron y que el doctor Lucas elogió la labor de los discípulos como para que imitemos su conducta de examinar con las Escrituras las afirmaciones de todo ministro de Dios no importa que cargo desempeñe en la iglesia. Podrían equivocarse. Un ejemplo de eso es Pedro siendo reprendido por Pablo. Gál. 2:11-14.
Así pues, queda demostrado que los pastores nos podemos equivocar y que por muy ungidos que seamos, nuestra predicación debe ser examinada.
Por último, y no memos importante. Podemos dividir a los pastores en 2 grupos: Los estudiados y los no estudiados. En ambos casos también son falibles. ¿Por qué? Pasaré a explicar. Los que han asistido a una universidad teológica o seminario podrían estar confiando muchísimo en la hermenéutica para sus exégesis e interpretaciones, pero la hermenéutica misma es un campo de conocimiento originado en el hombre que aunque proporciona herramientas excelentes en analizar mejor los textos bíblicos, no permite saber o determinar el tono de voz usado en lo escrito por los autores bíblicos por lo que podríamos estar mal interpretando una frase o pasaje de la Biblia, eso haría este primer grupo propenso a equivocarse en cuanto a interpretación se refiere. Por otro lado, los no estudiados, desconocen muchos recursos lingüísticos y podrían también equivocarse aún mucho más que el grupo anterior. A todo esto, debemos añadirle el hecho de que hay quienes aseguran tener una línea directa con Cristo y trae nuevas revelaciones no importa cuán lejos estén estas de las doctrinas y enseñanzas bíblicas.
Así pues, ejemplos abundan en la Biblia de nuestra falibilidad. Los pastores son tan frágiles como cualquier otro miembro de la iglesia, y aunque estos tengan mayor experiencia en la Escritura que los demás, se pueden equivocar y fallar en muchas maneras. Ser pastor no nos inmuniza del error o equivocaciones. Jesús, Pedro, Pablo, Juan y Judas advirtieron sobre los falsos profetas y maestros que vendrían a la iglesia, y si los creyentes creemos que son infalibles seríamos vulnerables de llegar a ser víctimas de las manipulaciones de los tales y de sus erróneas enseñanzas.
Los pastores somos falibles y no infalibles, y debemos ser humildes en reconocer nuestra fragilidad para que confiemos mucho más en Dios y dejemos de ser tan prepotentes y autodependientes de nuestros propios recursos. Debemos ser corregibles, enseñables y dispuestos a reflexionar sobre lo que afirmamos y las críticas que nos adversan, y hacer ajustes que honren a Dios y no a nosotros mismos. Tener una actitud humilde y de reconocimiento de nuestras debilidades, lejos de rebajarnos, más bien creará pastores más fuertes en las Escrituras que con su actitud comunique a los que estén bajo su cuidado que el único INFALIBLE solo es Cristo y no nosotros,- sin excepción-.