La real academia define la palabra cosmogonía como “relato mítico relativo a los orígenes del mundo” o “teoría científica que trata del origen y la evolución del universo”, que ademas viene del latín griego “κοσμογονία” que significa “kosmogonia” o “κοσμογενία” que quiere decir “kosmogenia”, con sus componentes lexicos que son “kosmos”, que es “mundo”, “gignomai” se dice “nacer” y el sufijo “ia” se trata de los “mitos y estudios”. La cosmogonía es una narración del comienzo del cosmos y su posterior desarrollo, debido a que todas las religiones aluden a una cosmogonía que se puede reconocer como un desarrollo del universo o irradiación1.
En el caso del gnosticismo, para ellos el Dios verdadero es el Uno; este ser supremo es radicalmente trascendente. Eventualmente desde el Uno emanaron una serie de parejas de eones, como copias de sí mismo; la suma de estos eones o “dioses” constituye el “pleroma”. Uno de los miembros del pleroma es Sofía – Sabiduría- la cual quiso retornar al Uno y en el camino tropezó; este es el origen del pecado para los gnósticos. El pecado de Sofía trajo consecuencias: de sus lágrimas se formó la materia y también surgió un nuevo ser el cual será identificado como Jehová.
Para los gnósticos, Jehová es una especie de dios menor, arrogante y tonto, que se cree el Dios verdadero pero que ignora que sobre él está el Uno. Cuando Sofía vio lo que había sucedió quiso enmendar su error e instó a Jehová a crear la tierra – con la materia producto del pecado – y a los seres humanos a su semejanza; lo engañó para que le diera al hombre parte de su chispa divina y así disminuir su propio poder.
Este conjunto de concepciones religiosas del gnosticismo puede reducirse en síntesis a diez principios fundamentales, que pueden formularse así:2
- Existe un Dios Trascendente, al que se puede denominar Uno, Bien, Padre.
- Esta divinidad es “compleja” y se proyecta hacia afuera. Esta proyección constituye el Pleroma o Plenitud de la divinidad.
- Dentro del Pleroma, uno de los eones divinos, denominados normalmente Sabiduría, cae en una suerte de lapso o pecado.
- Ese lapso de origen a la materia primordial y al Demiurgo, diferentes al mundo del Pleroma, que es todo espíritu.
- El Demiurgo, no el Dios Trascendente, es el que crea directamente al universo y el hombre. Utiliza por un lado, la materia primordial y, por otro, las formas o ideas de las cosas que contempla en el Pleroma o en el ser de su madre, Sabiduría.
- La parte mejor y más auténtica del ser humano es el espíritu. Este es como una centella o chispa divina porque procede del Dios Trascendente a través de Sabiduría y de la insuflación del Demiurgo. Su patria está en el cielo.
- Esta chispa divina está encarcelada en la materia, es decir, en el cuerpo del hombre y en este mundo material.
- La chispa divina debe retornar a donde procede. Esta vuelta constituye la salvación
- Un ser divino, denominado Redentor, Salvador o Revelador, desciende del Pleroma; con su revelación recuerda al hombre que posee esa centella; lo ilumina y lo instruye sobre el modo de hacerla retornar al ámbito del que procede.
- La materia y el espíritu, el mundo de arriba y abajo son inconciliables. El que recibe la revelación y pretende salvarse debe rechazar todo lo material y corporal por medio de la ascesis.
Referencias
1 En línea https://conceptodefinicion.de/cosmogonia/
2 Antonio Piñero Los cristianismos derrotados Editorial EDAF (2007 )pág 106-107
Es Lic. en Educación Mención Matemática por la Universidad de Carabobo. Estudios de Teología Básica en el Instituto Bíblico Melquisedec donde fue profesor de Cristología. Tiene un diplomado en "Enseñanza de valores cristianos" por la UPEL-Maracay. Lic. en Teología Mención Apologética por el Seminario Teológico "Alfa y Omega". Presidente de “Escogidos para Salvación C.A”, productora de la revista Logos. Ha impartido clases en seminarios como el IBSA y capacitaciones para CDO Argentina. Tiene un diplomado en Pensamiento Tomista por UFASTA- Argentina y actualmente está cursando un Certificado en Estudios Islámicos con el seminario ProMeta.