“Lo perfecto no puede producir lo imperfecto.” -Sebastian Faure, 3er argumento
En el libro “Doce Pruebas de la Inexistencia de Dios”, Sebastián Faure, bajo el tercer argumento, dice lo siguiente:
“Estoy convencido que si yo sometiese a un creyente esta cuestión: ‘¿Lo imperfecto puede producir lo perfecto?’, este creyente me respondería sin la menor vacilación y sin el menor temor de equivocarse: ‘Lo imperfecto no puede producir lo perfecto’.
En ese supuesto digo yo: ‘lo perfecto no puede producir lo imperfecto’ y yo sostengo que mi posición posee la misma fuerza y la misma exactitud que la precedente, y por las mismas razones.”
En este nuevo argumento, Faure plantea que lo perfecto no puede producir lo imperfecto, pero lo hace basado en su aserción de que esa proposición es igual a decir “lo imperfecto no puede producir lo perfecto”. Esta equivalencia es falaz, ya que el creyente dirá que lo imperfecto no puede producir lo perfecto por razón de ser imperfecto, no porque sean ontológicamente diferentes. Faure acá comete la falacia reversible (esto es, si p entonces q = si q entonces p, o en este caso, p causa q = q causa p).
Entonces, si lo imperfecto, por ser imperfecto, no puede producir lo perfecto, pudiéramos deducir de esto que lo perfecto sí puede producir lo imperfecto. Quizás esa oración fue confusa, me explico: La cualidad que impide a lo imperfecto crear lo perfecto es precisamente su imperfección. Si lo imperfecto se volviese perfecto, entonces adquiriría la capacidad de crear lo perfecto instantáneamente, y no sólo lo perfecto, sino también lo imperfecto (explico esto más adelante).
Mientras que el creyente insiste en que lo imperfecto, por ser imperfecto, no puede crear lo perfecto, Faure muestra su garrafal error en el siguiente párrafo:
“[…] entre lo perfecto y lo imperfecto no existe solamente una diferencia de grado, de cantidad, sino también una diferencia de cualidad, de naturaleza, una oposición esencial, fundamental, irreductiblemente una diferencia más o menos profunda y amplia, sino un abismo tan vasto y tan profundo que nada podría franquearlo ni llenarlo.”
Faure no sólo basa su argumento en la diferenciación equivocada en cuanto a la relación de estos dos, sino que esto es, en parte, la misma táctica usada en el argumento anterior. Es decir, esa frase de “tan vasto y tan profundo que nada podría franquearlo ni llenarlo” es un asumido insertado, pero no es necesariamente verdadero – de hecho, desde nuestro punto de vista es netamente falso. Un Ente perfecto, precisamente por su cualidad de ser perfecto, puede “franquear y llenar” todo que Èl quiera
Ahora, ¿podría un ser humano imperfecto crear un argumento perfecto sobre por qué Dios no pudiera hacer esto? Faure mismo admitiría, ¡no puede! Cualquier argumento que el hombre levante para negar que Dios puede hacer esto o lo otro es un argumento imperfecto, con posibilidad de error. Por tanto, ningún ateo puede darnos una razón perfecta sobre por qué Dios no pudiera hacer esto.
Faure continúa diciendo
“Por el contrario, existe una relación directa, fatal y en cierto modo matemática, entre la obra y el autor de ella: tanto vale la obra, tanto vale el obrero; tanto vale obrero, tanto vale la obra. Es por la obra que se reconoce al obrero, como es por el fruto que se reconoce al árbol.
Si yo examino una redacción mal hecha en la que abundan las faltas de francesas, en la que las frases son mal construidas, en la que el estilo es pobre y desaliñado, en la que las ideas son raras y banales, en la que los conocimientos son inexactos, no se me ocurrirá la idea de atribuir esa mala página de francés a un cincelador de frases, a uno de los maestros de la literatura.
Si yo dirijo la mirada sobre un dibujo mal hecho, en el que las líneas son mal trazadas, las reglas de la perspectiva y de la proporción violadas, no se me ocurrirá jamás atribuir ese esbozo rudimentario a un profesor, a un maestro, a un artista. Sin la menor vacilación, diré: la obra de un alumno, de un aprendiz, de un niño; y tengo la seguridad de no cometer error, tanto es verdad que la obra lleva la marca del obrero y que, por la obra, se puede apreciar al autor de ella.”
En estos párrafos, Faure obvia un detalle crítico cuando se analiza la persona de Dios: Su voluntad, o bien Su capacidad de poseer intenciones. Faure piensa que alguien perfecto no pudiera crear algo imperfecto, ni siquiera si lo decidiera hacer. De algún lugar Faure deriva la idea de que lo perfecto solamente puede crear cosas perfectas.
Quizás Faure piensa que si él fuese perfecto, sólo creara cosas perfectas, y quizás Faure piensa que esto es una noción perfecta acerca de la perfección. Sin embargo, a fin de cuentas, él no es más que un ser humano imperfecto, y por consiguiente (como Faure mismo admitiría, ya que lo imperfecto no puede crear lo perfecto), sus ideas sobre la perfección también son imperfectas.
Esta demanda quizás aplicaría a la mecánica, ya que una máquina que produzca algo defectuoso probablemente esté defectuoso (a pesar de esto, sería imposible encontrar una máquina que fuera perfecta, pero para fines de este ejemplo, concederemos que existen grados de imperfección).
Sin embargo, esto simplemente no aplica a un Ser perfecto y con voluntad. Es decir, si ese Ser no puede decidir crear algo imperfecto, entonces argüiremos que ese Ser en realidad no es perfecto. Un ser perfecto cuya voluntad esté irremediablemente limitada de alguna forma un concepto internamente contradictorio.
A continuación me propondré a escribir la siguiente oración usando una horrible ortografía. Ustedes juzguen si logré hacer una oración perfectamente horrible o no.
ola vienbenido a mi vlog etoy mui emosionado de exribir aki
¿Logré lo que me propuse? ¡Por supuesto! Me propuse escribir una oración horrible en ortografía, y lo hice. Lo hice perfectamente. Por supuesto, esa era mi intención, y fue lo que conseguí.
Ahora bien, Faure diría que sólo leyendo esa oración, él pudiera deducir que la persona quien lo escribió una persona de poca educación. Sin embargo, no es así necesariamente. Esa oración la pudo haber escrito tanto una persona de poca educación como una de vasta educación. Es más, yo diría que la persona con más educación tiene más posibilidades de haberlo escrito a propósito, ya que tiene la opción de escribir bien como de escribir mal. Todo depende de lo que se haya propuesto.
El ateo probablemente preguntará, “¿pero para qué Dios hubiera querido crear algo imperfecto?”, a lo que pudiéramos replicar con una infinitud de respuestas satisfactorias, todas basadas en Su intención y Su voluntad. Por ejemplo, si me preguntaran que para qué yo jamás quisiera escribir una oración con mala ortografía, sólo tendría que mostrarle este escrito, en el que me propuse a escribir mal precisamente para ilustrar un punto. Fue mi intención, y lo logré perfectamente (esto en ninguna manera implica que yo soy un ser perfecto, ya que yo no logro perfectamente todo lo que me propongo hacer).
El mismo Faure ilustra mi punto en lo que sigue
“Luego, la Naturaleza es hermosa; el Universo es magnífico y yo admiro apasionadamente, tanto como el primero, los esplendores, las magnificencias de las que nos ofrece constante espectáculo. Sin embargo, por entusiasta que yo sea de las bellezas de la Naturaleza y no importa el homenaje que yo le tribute, no puedo decir que el Universo es una obra, sin defecto, irreprochable, perfecta. Y nadie se atrevería a sostener tal opinión.
El Universo es una obra imperfecta.”
Faure admite que el Universo posee las dos cualidades que yo afirmo puede crear un ser perfecto, con voluntad e intención. Al contrario, si el Universo fuesesolamente perfecto (a mis ojos) me quedaría el cuestionamiento de si Dios verdaderamente es perfecto, ya que luciría que no tiene tan amplio rango de opciones a Su disposición, pero esto no es lo que vemos.
De este modo, vemos que este tercer argumento fracasa, ya que de pie a cabeza no es más que la falacia reversible.
Gozo en su reposo