

En el año 135 d.C., Marción, un acaudalado constructor de barcos e hijo de un obispo cristiano de Sinope, en la provincia del Ponto, arribó a Roma y realizó una generosa donación a la comunidad cristiana local. Sin embargo, casi de inmediato se hizo evidente una profunda divergencia teológica entre sus creencias y la abrumadora mayoría de los cristianos de la época: Marción sostenía firmemente que el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testamento no eran la misma entidad.
Durante casi un siglo, los cristianos habían aceptado las Escrituras hebreas como inspiradas por Dios, percibiendo una continuidad esencial entre lo que hoy conocemos como Antiguo Testamento y las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles. No obstante, Marción elaboró su propio canon bíblico, excluyendo por completo toda la Escritura hebrea, así como cualquier referencia a ella en los escritos que él consideraba autoritativos, incluso eliminando citas del Antiguo Testamento presentes en las cartas paulinas.
La Creación del Canon de Marción y su Rechazo del «Dios del Antiguo Testamento»
El canon de Marción se componía únicamente de diez cartas de Pablo y el Evangelio de Lucas, aunque ambos textos fueron significativamente editados por él para eliminar cualquier vestigio del Dios de los judíos. Para justificar estas modificaciones, Marción argumentó que la predicación apostólica había distorsionado la verdadera figura de Jesús. De esta manera, buscó “depurar” las epístolas paulinas del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, al que consideraba un Dios sanguinario y cruel, fundamentalmente distinto del Padre de Jesús, a quien él concebía como un Dios de amor y misericordia.
Esta postura representó un desafío sin precedentes al consenso cristiano de la época, poniendo en tela de juicio la autoridad y la unidad de las Escrituras. Su visión dualista de Dios y su intento de crear un canon bíblico alternativo generaron un intenso debate y obligaron a la iglesia primitiva a reflexionar profundamente sobre la naturaleza de Dios, la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y la autoridad de los escritos apostólicos.
El Impacto del Desafío de Marción en la Definición del Canon Bíblico
Si Marción no hubiese actuado de esta manera, desafiando radicalmente el pensamiento de sus contemporáneos, el proceso de fijación del canon del Nuevo Testamento probablemente habría sido mucho más lento y quizás no se habría alcanzado el mismo grado de precisión en la definición de algunos temas teológicos cruciales. La necesidad de responder a estas herejías impulsó a los líderes de la iglesia a examinar cuidadosamente los escritos que consideraban autoritativos, a discernir entre la verdadera enseñanza apostólica y las interpretaciones erróneas, y finalmente a establecer un consenso sobre los libros que conformarían el Nuevo Testamento.
El rechazo de la iglesia primitiva al canon de Marción y su firme defensa de la unidad de las Escrituras fueron fundamentales para la formación del canon bíblico que conocemos hoy. Este proceso de discernimiento y definición sentó las bases para la teología cristiana ortodoxa y aseguró la transmisión de un mensaje coherente y unificado acerca de Dios y su plan de salvación a través de Jesucristo.

Es Lic. en Educación Mención Matemática por la Universidad de Carabobo. Estudios de Teología Básica en el Instituto Bíblico Melquisedec donde fue profesor de Cristología. Tiene un diplomado en "Enseñanza de valores cristianos" por la UPEL-Maracay. Lic. en Teología Mención Apologética por el Seminario Teológico "Alfa y Omega". Presidente de “Escogidos para Salvación C.A”, productora de la revista Logos. Ha impartido clases en seminarios como el IBSA y capacitaciones para CDO Argentina. Tiene un diplomado en Pensamiento Tomista por UFASTA- Argentina y actualmente está cursando un Certificado en Estudios Islámicos con el seminario ProMeta.